viernes, 17 de junio de 2011

El mundo en bicicleta

En este apasionado romance que estoy viviendo con mi bicicleta nueva, la nena (mi bici) y yo salimos a descubrir el mundo con el mismo coraje con el cual Colon debió partir en busca de las indias. Ya sabemos que para América no venia, se la encontró en el camino.
Para ubicarnos geográficamente les cuento que vivo en Wilde (zona Sur del Gran Buenos Aires) Salimos la nena y yo hasta las flores al fondo, completamente al fondo. Hasta llegar al puente que lleva al ceamce, complejo ambiental que esta todo parquizado y muy bonito visto desde afuera. Pero no me dejaron pasar porque es privado y no puede entrar la gente publica, como yo. Ahí, a un costado de la autopista Buenos Aires-La plata, me encontré con un rincón salvaje. En ese recodo entre el cemento y la civilización el agua se junto y la madre con su infinito poder transformador armo un espacio salvaje lleno de pájaros, arbustos, flores. Verde, muy verde.
Soy curiosa, muy. Eso me hace recorrer caminos intransitables y meterme en lugares poco recomendables. Ahí estaba yo mirando los pájaros maravillada, cuando caí en la cuenta de todos los miedos que la civilización me trajo: miedo a que me roben, miedo a que me maten, miedo a que me pique algún bicho y me haga roncha, miedo a los lugares poco habitados, miedo si es muy distinto, miedo a ir muy lejos de casa, miedo, miedo, miedo. Hay algunos que están tan bien vestidos que dejan de ser miedos para parecer razones.
Pensaba todo esto pensando, que este rincón verde se armo porque seguramente la gente no se acerca mucho a ese puente ya que del otro lado esta todo el predio rellenado con basura, la nuestra, y es privado además. Nadie quiere caminar sobre basura, aunque sea de una. Los pájaros, arbustos y mariposas agradecidos.
Pero, siempre hay un pero, pensando como quien piensa, me acorde de Gloria. Ayer, sobre las escalinatas del ministerio de economía, inconciente. Éramos un grupo de personas tratando de ayudarla. Yo la miraba. Con sus treinta años, su mamá que vive en Lanus Oeste, marido y no se si hijos, con todo esto, su mundo se apagaba. Todo lo que amaba y temía se apagaba junto con ella en las escalinatas del ministerio, todo su paisaje y su misterio.
Vivo desbordada por la belleza que hay en el mundo. A veces me paro delante de algún palo borracho todo lleno de flores rosas o blancas y le pregunto ¿Cómo haces? Parece que me sonriera, socarrón, y me dijera: Como vos.
Vivo maravillada por todo el amor que hay en el mundo –porque no puede haber belleza sin amor- por más que me quieran convencer de lo contrario y me digo ¿De donde viene todo esto? Los árboles me miran y es como si sonrieran, socarrones.
Ayer el mundo de Gloria se apagaba, hoy me pregunto como será este mundo cuando todas las llamas se apaguen. ¿Cómo será el paisaje cuando no estén nuestras luces para mirarlo? ¿Seguirá tal como lo conocemos o se ira extinguiendo y borroneando en la medida que la cera de la ultima luz se consuma hasta la ultima gota y se apague la llama que lo ilumina?
Mientras volvía de un lado de la calle veía una clase media con aspiraciones y de la vereda de enfrente otra que no esta tan asfaltada. En el medio los árboles dando sombra y flor para un lado y otro. Que cosa los árboles- Me dije.
Mi mente es un balde lleno de agujeros.
Mayo 2011

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