miércoles, 22 de diciembre de 2010

Bella Zacatecas

ZACATECAS EN MIS OJOS

Cómo hablar de lo que fue “El 6ª Festival Internacional de Narración Oral” que se desarrolló del 20 al 27 de junio sin transcribir lo escrito en mi diario de viaje una y otra vez: tengo a Zacatecas en los ojos.
Es que esta es una una ciudad que se puede disfrutar desde los sentidos. No bien me bajé del avión un aroma dulzón y picante me recibió y acompañó a lo largo de mi estadía.
Me trajo hasta Méjico la invitación a participar del festival, acá me encontré con la belleza de una ciudad que parece salida de un cuento. Cómo hablar de Zacatecas desde el rompecabezas de emociones que tengo, con esta sensación de haber ido para encontrarme a los amigos que no sabía que tenía, pero allí estaban. Cómo escribir cuando las palabras no alcanzan para describir el aroma del paisaje, lo picante de sus comidas, los sabores y colores con los cuales conviví durante diez días.
Será más fácil hablar de mis compañeros de la palabra y de la herencia que me han dejado luego de ver a cada uno dando lo mejor de lo suyo, mostrando su corazón en cada evento.
Llegué a la ciudad, dentro del marco de la celebración del “Centenario de la toma de Zacatecas por Pancho Villa”, por lo cual el tema constante para los narradores mejicanos era la revolución y su historia.
En la primera noche del festival la apertura se hizo en el parque Enrique Estrada. Un lugar bellísimo, rodeado de arcadas de piedra, árboles y con un gran lago. Pero en Zacatecas nada es tan sencillo, no sólo se invita a la gente a ir y ya esta, que vayan. No señor, allí  se hacen callejoneadas. La gente toma contacto directo con la palabra y todos juntos narradores y público, llegan al lugar de la fiesta oficial de apertura. La bella fuente de luz y sonido del parque, con dragones, pájaros y el mundo reflejados en el agua.
En la primera noche de unipersonales Regina Ress (Estados Unidos) nos trajo sus cuentos folclóricos de Haití, Tailandia e Indonesia con fábulas tan parecidas a las nuestras, esas, en el que el zorro es burlador burlado. Le siguió Blai Senabre (España) con sus historias del trono que hicieron que nos descostilláramos de risa.
A lo largo de los días se fueron presentando: Juan Jaime Gutierrez (Nuevo León) – El conde de Agualeguas- con sus personajes del noroeste mejicano, histriónico y veraz en su recopilación de personajes propios de de la región.
Siguieron Benjamin Briseño y Gerardo Mendez (DF), el primero con un espectáculo de cuentos de terror y misterio que estremecían las carnes, ya de solo verlo aparecer con su atuendo de charro vampiro. El segundo apelando al humor para sacarnos el susto que el anterior nos había dejado, a fuerza de reírnos se nos fue el miedo.
Luego me tocó compartir escenario Con Briscila Degregoris encantadora Peruana que nos conmovió con sus historias de Lilit y Marcos Mosquera, narrador versátil y multifacético, que acompañó todo el festival con la música y el color de su Colombia natal, mechados con temas de Fito Paèz y Gustavo Ceratti.
Así fuimos llegando a la noche final en la cual les tocó mostrar su arte a Gabo Martínez (DF) conjugando el amor en todos sus tiempos. Laura Casillas (Guanajuato) apasionada y visceral, que me dejó para siempre una cinta atada en la mano derecha con su historia de una niña y su nube. Rosa Martha Sánchez, (nuevo León) mi querida compañera de cuarto, con su relato emotivo de la muerte de Pancho Villa.
A Juan Gamba y Teresa Amoon les tocó cerrar la noche. El primero como siempre usando el humor para decir y mucho -a los lobos no hay que tenerles miedo, hay que escucharlos-. Por último Teresa como una Scheherezada francesa cerrando el festival en un clima de intimidad y glamour.
Por cuestiones de espacio esta crónica no puede extenderse. Pero un párrafo aparte merece la callejoneada para subir a la Buffa el miércoles 23 de junio.  Comenzó con el espectáculo de Pancho madrigal y sus corridos. Luego entre músicos, bailes, mezcal e historias nos fueron  llevando hasta el cerro de la mano de Juan Carlos Pinto, María Eugenia Márquez, Benjamin Briseño, Rosa Martha Sánchez, y Briscila Degregoris. Llegamos hasta la cima cansados, bastante alegres lo confieso, pero felices de haber compartido una experiencia única.
También párrafo aparte para Mónica Macias: dulce amiga que enamoró a todos los niños zacatecanos con sus historias.
Olga Regina Rodríguez: una narradora encantadora a la que la dulzura de sus ochos meses de embarazo la hacían brillar sobre la escena.
María Eugenia Márquez Sánchez: Organizadora del festival que con su sonrisa y sus palabras fueron acompañando a mi repertorio inagotable de preguntas.
Juan Carlos Pinto: organizador también, narrador de poncho al hombro y palabra revolucionaria, que un partido mundialista jamás podrá alejar de mis afectos.
Marcos Antonio Saucedo: en representación del Instituto Zacatecano de Cultura que hicieron de nuestra estadía en la ciudad una experiencia inolvidable.
Me quedó corta, lo sé, porque no les hable de la noche en los cementerios- experiencia sorprendente para mí como pocas- De los debates fuera de programa que se dieron en los taxis viajando de un punto a otro de la ciudad. En las sobremesas después de cenar o al final de los espectáculos en el museo de las máscaras. Todos estábamos conmovidos,  emocionados, preguntándonos de qué hablamos cuando hablamos de identidad. Por muy diferentes que parecemos al final cada uno desde su lenguaje cuenta lo mismo: la búsqueda de  Justicia, Libertad, Amor y la Muerte esperándonos a todos al final del camino. Esta identidad de seres humanos, que usamos la palabra como herramienta de unión, de comunicación entre todos los seres de este bendito planeta.
Me quedó corta y acá termino, tomando el grito de Briscila Degregori en la subida al cerro de la Buffa, digo: ¡Qué viva Méjico Cabrones! y ¡Qué viva la Palabra!


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